Un muchacho soñó que entraba en un gran comercio.

Había un ángel detrás del mostrador.

       - Señor, ¿qué vende Vd. aquí?- preguntó.

       - Todo lo que desee.- respondió cortésmente el ángel.

Entonces el chico comenzó la lista de sus peticiones: el fin de todas las guerras del mundo, la justicia para todos los explotados, tolerancia y generosidad para los extranjeros, más amor entre las familias, trabajo para los parados, la unión de las Iglesias…

El ángel le interrupió:

        - Lo siento, joven. Ud. no me ha comprendido bien. 

Nosotros no vendemos frutos, sino solamente semillas.

Día del Seminario 2017

Testimonio Vocacional

Conversando con D. Pedro

Toma de posesión en la  iglesia de Santiago Apóstol de Ciudad Real

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